Las despedidas que más duelen son aquellas en las que se dice adiós para siempre. Por ello, el funeral del Rey del Pop no pudo ser más emotivo. Y es que la imagen que permanecerá grabada en la retina del mundo tendrá en primer plano las lágrimas y la voz entrecortada de Paris Jackson, la niña de apenas once años que le sollozó al mundo que su padre era el mejor de todos. El mejor.
Las crónicas dirán que fueron casi 17 mil personas quienes se congregaron en el Staples Center de Los Ángeles para ver la ceremonia fúnebre de Michael. O, tal vez, pongan énfasis en los 31 millones de estadounidenses que no se apartaron de sus televisores durante esos instantes.
Lo cierto es que las estrellas que le rindieron un homenaje en este día podrán decir que el rey ha muerto, pero que ha nacido un mito. Sí, un mito. El de Michael Jackson, uno de los artistas más incomprendidos de su época. Un genio de la música atormentado por una vida condenada al éxito.
Michael, tu sueño se ha cumplido. Sí, porque un día, cuando te preguntaron cómo desearías que te despidan al morir, dijiste que no. “Quisiera vivir para siempre”, fueron tus palabras. Ese momento ha llegado.
Se fue Michael, pero sus millones de fans lo seguirán llorando al ritmo de I´ll be there, tema que interpretara desde su época en los Jackson Five.
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